Reunión miércoles 17-02-2010 - La mirada de Alejandra

Un paseo por las nubes

La vida nos sorprende detrás de las horas y saca de la galera a veces cuchillos, a veces besos.
El lunes 15 recibo como respuesta a un correo electrónico que le envié a Daniel Grad, fotógrafo y coordinador del taller de APOA en el Moyano, la invitación de acompañarlo el miércoles al Taller. Inmediatamente organicé para asistir con un entusiasmo inusual , lo que se vio reflejado en mi llegada al Moyano exactamente una hora antes de lo programado.
Mientras esperaba, estuve en el jardín tratando de dilucidar los distintos colores que el tiempo pinta en los rostros, según la suerte de cada uno: rostros entregados, orgullosos, amigables, dolidos… y pensaba cómo se vería el mío, no tan diferente a tantos.
A la llegada de Daniel recibí ese abrazo contenedor que me guió al segundo piso de Terapia a Corto Plazo donde las chicas esperaban hablando de sus cosas y tomando mate en medio de un bullicio general.
Para nuestra sorpresa, en unos minutos el ambiente se transformó y todo fue atención, presentaciones, abrir el corazón, contar la experiencia de cada una…
El plan de acción que íbamos a proponer se diluyó a raíz de una confesión de Mariana, que dijo que era una mujer con las alas cortadas. Todas se sumaron al sentimiento y quisieron dar su voz en palabras. Escribieron de batallas, de cajas que escondían o guardaban cosas, de la posible libertad de salir a campo abierto con el alma, a pesar de estar internadas.
Hubo lágrimas, abrazos, siempre bajo la cámara testigo de Daniel que en un pequeño ángulo extractaba los 360° de emoción que nos rodeaban. Un anillo que me regaló Flor (como la Jesusa que le dieron unas semanas atrás a Pablo) resumió el afecto y la contención que nos dimos mutuamente entre esas paredes durante casi dos horas.
También hubo dibujos, grabaciones, saludos en la compu…
El tiempo pasó sin que nos diéramos cuenta y dejó la semilla del entusiasmo en las chicas que prometieron escribir y buscar material en la biblioteca… y en nosotros que, cargados de amor, salíamos por la puerta del pabellón llevándonos mucho más de lo que trajimos.


Alejandra Leonor Parra.

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