La mirada de Laura Raquel Martínez
todos somos locos, ¿"verdadero o cierto"?
Todavía visitar el Moyano no deja de ser una experiencia.
Confieso. Algunas cosas ya no me sorprenden. Algunas cosas me aburren, incluso. Por ejemplo, cuando pienso en esos mundos teóricos, prácticos, apasioandos, desilusionados, ansiosos, sensibles que yo no soy sin justificación, me aburro (de mí).
Sus palabras (las de ellas) suelen tener ingenuidad, pero no más que mi sonrisa o la de algún otro que transita de oyente o lector (ventrílocuo) en ese espacio compartido, en tiempo paralelo.
Buscamos miradas aliadas, decimos "muy bueno" y a las pocas palabras pronunciadas les agregamos gestos que nadie más mira, porque no nos/los necesitan. Siempre actuamos al resguardo de nuestra necesitada integridad.
Quiero estar allí, sentada, tocando la piel de ellas, sufriendo desde las 10 de la noche hasta la 1 de la mañana cuando llegue el refuerzo, descubrir (si es posible) que el insomnio y el infierno se tocan en ese inmenso cuarto de aberturas sin puertas, donde la intimidad existe en la comunión del fármaco.
Aún así, sería una muda, una abrumada y aburrida observadora que ni siquiera sabe decir "muy bueno".
No se puede escapar del mundo. Aislar no es más que una forma de diseccionar el estado vivo del muerto, el habla del silencio...
Un abrazo y un beso para todos/as.
Laura R.
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