Relato de una experiencia en el Taller.
Miércoles 22 de junio de 2011, recién comenzado el invierno...
Entré al Hospital, crucé el parque, y guiada por un ángel, subí la escalera hasta el 2º piso. No había llegado y ya sentía el aire de la poesía.
Sabía dónde estaba… y su aire hacía latir la palabra, el encuentro; lo que venía era luminoso, y sólo, tan sólo, porque estaba por nacer.
Con Daniel, mi amigo sentado a la izquierda, del lado del corazón, fui encontrándome alrededor de la mesa con Alejandra, Elba, Ana, Gisella, Leandro, Luis…
El alma de María Meleck Vivanco, de Alejandra Pizarnik y el celeste de mi poemario “EN EL MAR DE SU NOMBRE” se sentaron a la mesa junto con la maga de la Palabra. Y leímos. Todos leímos.
Alejandra, sentada frente de mí, magnífica poeta, leyó sus poemas y fuimos respirando su luz, sus intuiciones, sueños y su gran compromiso con la tarea y el oficio de escribir.
El azul nos había visitado y era nuestro como el aire. En el Taller, el amor nos abrazaba y abrazaba los silencios y los unía. Tejía palabras para una “bufanda de pájaros” (*).
Por eso brotaron los poemas, cerca del mediodía, antes del almuerzo, regados de sol, de voces cantándonos su mejor canción. Atemporal… infinita…
Gracias!!!
Montse Bertrán
(*) Título del bellísimo libro de Susana Cattaneo. Gracias Susana por prestarme estas justas palabras.
David Antonio Sorbille dijo...
ResponderEliminarQué linda experiencia, Montse. Un abrazo.
David:
ResponderEliminar¡¡Gracias por tu comentario!! Vaya nuestro saludo... .y, cuando quieras, PODÉS SER PARTE DEL TALLER!! Saludos.