Un día puede pasar que lleguemos al Hospital y descubramos olvidado el budín que Alejandra hizo con muchísimo cariño para las chicas del Taller, que una enfermera nos cuente de María (perdida) en el Parque (y en ella misma).
Una mañana puede pasar que el espacio del Taller esté vacío/huérfano: que no estén ni las chicas, ni las sillas apiladas (ni la luz, ni la ventana), que en una mesa haya objetos/premoniciones...
... y que "de la nada" se sumen Carmen y Cinthia, que recuperemos alguna palabra del vacío (del más íntimo silencio), que el tiempo sea intermitente (como María -reapareciendo en la sala-), que recuperemos la foto (y el viaje) -como a Jana... con su poesía y su canción-, que nos visite la sangre en la carne de la hermana de Cinthia.
Un día, una mañana, puede pasar que olvidemos todas las consignas (y los miedos), que no reconozcamos el espacio (ni las coordenadas del almuerzo), que hallemos (renaciendo) padres/madres muertos/as (el día mismo del origen) y que Marisa esté triste (y que lleguen libros como ofrenda) y que encontremos a Luisa (casi en la despedida) llena de úteros fantasmas...
... y que el calor (y la lluvia prometida -que no llega-) y la vida cotidiana (y a la noche, de nuevo, la muerte cotidiana -en Angie- como ese regalo inesperado -hecho cometa-).
Un día, una mañana, Romina puede traer su nombre fecundado...
... y puede pasar que "de la nada" (o del desasosiego pleno) nazca poesía.
Daniel Grad.
¡¡GRACIAS CLAUDIA DE FRANCESCO POR LA FOTO!!
"la muerte, a veces, puede ser una bella poesía..."
Claudia De Francesco
"la muerte, a veces, puede ser una bella poesía..."
Claudia De Francesco
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