El aporte de Guadalupe Barrientos: las palabras de una mujer al mundo

Comparto palabras de otra mujer.

"No salgas tarde". "No camines sola". "Ni se te ocurra caminar al horario de la siesta porque no hay nadie en la calle". "Si ves que alguien te persigue metete en un kiosco". "Ni pienses volverte en taxi, ni en colectivo y mucho menos caminando del boliche". "Sacale foto a la patente del taxi, o del auto del que te sigue". "Si te agarran no pidas ayuda, gritá "fuego" porque la gente no sale sino".

Me enseñaron tantas cosas para evitar un abuso, o un secuestro. Desde chica ando desconfiada, sin hablar con desconocidos y mucho menos aceptando cosas de ellos. ¿Y a ellos? ¿Cuándo les toca aprender?

¿Cuándo van a enseñarle a sus hijos que una mujer es una persona igual que ellos, con genitales distintos? Ni les explico el miedo que se siente cuando no hay nadie en la calle, cuando un auto te sigue una cuadra gritándote cualquier asquerosidad, sin saber si te quiere "piropear" o agarrar y terminar en quién sabe dónde.

Fui Candela, fui Ángeles, fui Melina, fui Lola, ahora soy Daiana. Fui un montón de casos de abuso que no fueron mediatizados. ¿Cuántas más tengo que ser? ¿Cuánto miedo más tengo que sentir? ¿Cuántas cosas más me tengo que prohibir?

Y cada vez que salgo a la calle sé que la amenaza está latente. Está ahí, lista para asfixiarme, matarme, violarme.

Por favor, soy más que un short, o una trasnochada. Soy más que mis vicios, o mi forma de vida. No me juzgues si algún día aparezco desamparada, asesinada. Soy una persona desprotegida, intentando sobrevivir en un mundo donde nos enseñan como evitar una violación, pero en donde al hombre no le enseñan a no abusar.