¿Por qué el título? ¿Por qué Ruptura?
El nombre del libro se fue armando solo, si es que de alguna manera se puede armar.
Los textos que lo integran fueron escritos en un espacio de tiempo calendario de dos Abriles (2013-2014).
En esos poemas comienzo a nombrar la muerte (de hecho el primer poema del libro lo dice), a poder escribir la palabra “muerte” con toda la carga que lleva. Un hermano internado, amigas, amigos, hermanas de amigos cercanos, poetas comenzaron a irse así.
Tenía los poemas en una carpeta de la PC, que titulé “Apuntes de (la) ruptura”. En el libro, página 28, está el poema llamado Apuntes de ruptura. Luego corregí y saqué el artículo “la”.
Eran, me parece a mí, poemas diferentes en cuanto a la forma, a todo lo anterior que escribí. De hecho utilizo las “/”, tema que hace que muchos me pregunten porqué. Son búsquedas de rupturas. De cambios. Por supuesto, siempre leyendo a otros uno se inspira, copia, “roba”, prueba.
La palabra Oblicuo la he utilizado en anteriores veces, en otros poemas.
El material de Abril lo tenía, e iba viendo, corrigiendo en un verano que fue un poco complicado. (oblicuo y vertical).
El 3 de mayo de ese año (2014) murió un hermano, y el día que volví a casa abrí la PC para trabajar, sentí que ese material ya era libro y que no lo corregiría más: " Abril oblicuo y vertical - Apuntes de ruptura".
Se lo dediqué a mi hermano y cerré la compu. Pasaron varios meses, vino el encuentro literario de "Las Pretextas". Por primera vez imprimí el material y leí poemas de ese libro. Tuve el premio Estímulo de la Editorial "El Mono Armado", y así pudo ver la luz mi hijo del medio, como lo llamo.
La tapa la diseñaron 2 hijos míos: primero, mi hija Sol (desde Ushuaia) insistía en que tenía que ir mi tatuaje. Fue complicado, porque lo tengo en el hombro y hubo que sacar muchas fotos y trabajarlas hasta que quedó. Luego mi hijo Lautaro (desde Barcelona) diseñó la otra parte. (Fijate que dice diseño de tapa Sol y Lautaro Rodríguez Starke).
El prólogo es de Mariel Monente, me parece hermoso, otro poema más.
Tengo 2 libros anteriores (casi 3) inéditos. Y tengo material para otros dos o tres posteriores a Abril.
Tengo mucho material, escribo bastante, le dedico todo lo que puedo. Sobre todo cuando viajo en tren, o colectivo. Es mi universo y mi gran entusiasmo. Corrijo, corrijo mucho. Mucho. En general, cuando escribo no tengo una idea predeterminada. No sé hacia dónde me dirijo. A veces (la gran mayoría) arranco con palabras, otras con alguna imagen, otras no sé.
Cuando me releo me doy cuenta que me repito en temas tales como la lluvia.
¿Por qué me interesa que el libro esté en la Biblioteca "María Meleck Vivanco"?
Contesto con otra pregunta ¿por qué no me interesaría?. Es un lugar donde se lee, se escribe, pasan cosas con el arte, la escritura.
Me interesa que alguien me lea, sea quien sea y algo le suceda. Como que provoque deseos de escribir, o interrogantes, o alguna inquietud.
Me gusta estar en contacto con los otros que me leen. No quiero que me digan “me gusta” y nada más. De hecho cuando leo a otros, me agrada subrayar lo que me aguijoneó. Esa quizás sea un poco mi búsqueda: aguijonear. Provocar algún movimiento.
Norma Starke
El Vientre Oblicuo
El murmullo del jazmín contra la pared rompe la arcilla. Tenue y destronado salpica vidrios. Iridiscentes destellos bajo los pechos desnudos, corruptos. Intactamente bellos.
En ese estar solapado pensaba en lo dulce del ruido. Lenta lentitud la eternidad.
Magnético patetismo escabulléndose en la mirada distraída y distante del amo.
Pero quizás pudiera sólo eso. Al tocar con las palmas rotas sin aplausos ni muecas payasescas lo que sólo podría tocar: el vientre. El vientre oblicuo. El mismo vientre atravesado por canto que rueda. Arado, mansillado. Palidez al lado y al revés de la trama. Entramado como red de pescador. Telarañas al trasluz.
Detrás de las sombras, sombras ensombrecidas en el terciopelo crepuscular y absurdo de fin de juego. Blanco juego blando. Balbuceo. Elusiva la música, elusivos los nombres.
Inestable ilusión aletargada. Cuando estalla el trueno inexplicable acucia la expresión.
Algo interrumpe el decir. Ardor que quema y arrulla. En la baranda el enjambre. Dos monedas rebotan sin estrépito contra el piso. La mano y el gesto del abandono. Armonía y caos.
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