Encontré sensaciones, miles. Y un lugar de mi alma se empezó a llenar:
En ese momento, todo una odisea. Todo nuevo: y hacerlo de pronto. Largar las ganas de conocer, de empezar a transitar un nuevo camino. Soltar la inquietud interior. Y ventilar la vacilación del ánimo.
Encuentro: coincidencia de personas en un mismo lugar, o espacio. Acto mágico. Combinar. Hallarse. Y además, coincidir en el furor de la poesía.
Corrí buscando eso y me encontré de frente con la imagen de varias mujeres manifestándose. La expedicionaria frescura desatada. Quizás, la ambigüedad de un silencio.
Arte que nace en sus adentros y se dibuja en el papel. Tantas cosas que decir! Tanto sentir.
El tiempo pasó de prisa, se desvaneció. El rato se hizo cada vez más agradable, más compartido. Más intenso.
Y cuando terminó, quedaron flotando en el aire un montón de nuevas ideas, de intenciones, de necesidad de volver a encontrarse muchas veces más. Una de las tantas sensaciones, fue saber que se abrió una puerta inmensa. Hermosa.
… Tu mudez imperativa, singular, solidifica los hilos finísimos de mi desorden. Yo trato de imitarte volar o haciendo giros rápidos en poco espacio. Y revuelo tu alrededor o lo revuelvo. Sembrando intriga, descapullando, me descascaro dormida.
Capaz que es eso, revolear la envoltura que ya nos ha llenado de moscas. Sedar. Marcharse. O mover la silla al lado. Revolver la llegada. Revolucionar. Encontrarse.
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