Próxima Reunión: miércoles 25 de SEPTIEMBRE de 2024, 10 hs. ¡¡ FELIZ 2024 !!
http://www.apoaenelmoyano.blogspot.com/ ES EL BLOG DEL TALLER DE POESÍA DE APOA EN EL HOSPITAL MOYANO - Correo electrónico: poetasdelmoyano@gmail.com - Hospital Dr. Braulio Moyano: Brandsen 2570, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina.
IMPORTANTE: VER AL PIÉ DE ESTA PÁGINA EL "ORGANIZADOR / ÍNDICE" (desde donde se puede llegar directamente a todas las entradas del blog).
IMPORTANTE: VER AL PIÉ DE ESTA PÁGINA EL "ORGANIZADOR / ÍNDICE" (desde donde se puede llegar directamente a todas las entradas del blog).
Carlos Enrique Berbeglia desde varios de sus libros: ¿¿Por qué quiero que mis libros estén en la Biblioteca "María Meleck Vivanco"??
POR QUÉ LOS TÍTULOS Y RAZÓN DE SER DEL PRESENTE CONJUNTO DE POEMARIOS
No siempre los poetas explicamos los motivos conducentes al título de un libro de poemas, en mi caso a veces suelo hacerlo en algún preámbulo, como acontece aquí, en
correspondencia abierta, (1992), donde afirmo que la poesía por la poesía misma no va más allá de un solipsismo vacuo, “ella configura un camino y solo uno de acceso a la humanidad inherente en cada ser humano”, de lo cual se desprende el título de la obra, una serie de cartas (poéticas) donde relato las experiencias estéticas y metafísicas que me posibilitan dicho acercamiento;
no, en revelaciones del tiempo, (1997), porque el tiempo, desde que cobramos conciencia de nosotros mismos, teje y, a la vez desteje, el ovillo que concentra la existencia, urde su trama para desmenuzarla luego, el tiempo circula por el cuerpo y lo circunda en cada ser que lo rodea, cons-tituye y des-tituye;
sí, en cambio, en los terracota y polen (2001), con las “consideraciones posteriores” donde expreso: “los perros le dieron el nombre al libro al confesarme uno de ellos el motivo que los condujo a llamarnos terracota, algo así como divinidades mal cocidas” y polen por la fecundidad que atesoran;
tampoco en pantomima y desierto (2003), el más escéptico de los títulos de este grupo de poemarios, alude a lo que resta luego de las representaciones sin contenido que solemos efectuar junto a las trascendentales, obteniendo, en estas últimas, como resultado, si no un vergel al menos un paisaje desprovisto de abrojos;
y vuelven a justificar el libro en proximidades lejanas, (2007), un oxímoron su título que expresa, fidedignamente, la contradicción reinante en numerosas experiencias, algunas de ellas, bastante pocas, por cierto, nos conducen a la escritura poética. Este poemario presenta un entreacto donde niego la especificidad del lenguaje poético, la terminología de cualquier disciplina, incluso la de las ciencias duras, puede revertirse en los versos, dependerá de la habilidad con que la empleemos que se convierta, en el poema que recurra a ella, en poéticas;
también en veladura y pliegues, (2015), donde recurro a la experiencia, y siempre la experiencia, que nos revela cómo la realidad de cuánto se nos ofrece se halla, precisamente, oculta y se desoculta, al menos para mí, en ciertos momentos de iluminación poética que abre algunos de sus portales al entendimiento.
En cuanto a la razón de ser de la totalidad de mi poesía queda expresada en otro libro. “si la poesía hablara en mí yo callaría”, no importa en cual porque redunda en una frase que hago valer por la totalidad de las publicaciones realizadas hasta la fecha, y, sin duda, incluso en las que el destino, o el estro, me permitan seguir realizando.
Me identifico en cada uno de mis libros por igual, una continuidad sincopada por las fechas de impresión, no veo en ellos un antes o un después, ni una mejora estilística o cambios de temática desde que me animara a darme a conocer de esta manera, sí me cabe afirmar los motivos que me impulsaron (no digo inspiraron porque descreo de esa facultad) a la hechura de todas mis poesías:
la justicia y su antónimo, asociadas a la suerte o la maldad humana;
el doble paisaje vernáculo por el que hube de transitar desde la infancia, el serrano y el pampeano;
Buenos Aires sublimada por el tango, ese destello de nostalgia y bronca, soledad y angustia, esperanza y tedio, escepticismo y sabiduría que la privilegia como una urbe poética que danza con su propio ritmo, tan “propio” como el de las esferas celestiales del pitagorismo;
el amor, no universal porque me parece una abstracción mendaz, sino siempre personalizado en mis padres y hermanos, amigos y Sandra;
la figura de Cristo, contrapuesta al desconocimiento de Dios y a la negación de toda la parafernalia que lo exalte;
la misma poesía como sujeto de la especulación poética y la persistencia por el logro de la belleza a través de las versificaciones, las metáforas y el encabalgamiento del poema;
la naturaleza en su conjunto, como constituyente nuestro a la par que víctima de la expoliación humana;
los animales, sobre todo los domésticos, por la sinceridad de sus sentimientos hacia nosotros y la enseñanza que nos brindan, un aprendizaje que negamos amparándonos en cuanto lugar común, hasta pretendidamente científico, recaiga sobre ellos;
el desprecio, absoluto y reiterado, por toda falacia autoritaria, el asco por las manifestaciones del poder dictatorial, del signo que fuera;
la ruptura, una exigencia ontológica previa a cualquier adscripción escolar estética o gnoselógica, aunque su prestigio y aceptación del mundillo literario e intelectual así lo ordenen y expongan sus beneficios para quien las acate, las genuflexiones nunca formaron parte de mis ejercicios corporales;
el vino como posibilidad de transubstanciación a dimensiones que la cotidianía nos impide o vela;
la alegría como sentido, práctica y fin de la existencia;
el conocimiento que la experiencia y la cultura me deparen, unidos a la desconfianza hacia los sistemas que lleven la pancarta de una sola verdad (hay tantas que apabullan) y la blasonen e intente imponer desvergonzadamente;
la rebeldía como autoexigencia previa para el logro del más preciado de los bienes al cual podamos arribar por el imperio de nuestras propias fuerzas, la libertad;
la hermandad y la humildad con las criaturas más desprotegidas, los marginados del orden social, los pobres, los ancianos, los enfermos y, por lo tanto, así cerrar, (olvidando, tal vez, algunos otros) los motivos de un poetizar que encuentra uno de sus anclajes y pivotes motivadores en la imperiosa necesidad de la justicia.
Carlos Enrique Berbeglia
NOTA: El escritor Rolando Revagliatti le hizo una entrevista a Carlos Enrique Berbeglia donde incluyó las respuestas que Carlos Enrique Berbeglia nos diera (las que están en esta entrada) para cuando ingresaron sus libros a la Biblioteca del Taller. Para ver la publicación, para ver la entrevista mencionada, compartimos el enlace:
http://www.salta21.com/Carlos-Enrique-Berbeglia-sus.html
No siempre los poetas explicamos los motivos conducentes al título de un libro de poemas, en mi caso a veces suelo hacerlo en algún preámbulo, como acontece aquí, en
correspondencia abierta, (1992), donde afirmo que la poesía por la poesía misma no va más allá de un solipsismo vacuo, “ella configura un camino y solo uno de acceso a la humanidad inherente en cada ser humano”, de lo cual se desprende el título de la obra, una serie de cartas (poéticas) donde relato las experiencias estéticas y metafísicas que me posibilitan dicho acercamiento;
no, en revelaciones del tiempo, (1997), porque el tiempo, desde que cobramos conciencia de nosotros mismos, teje y, a la vez desteje, el ovillo que concentra la existencia, urde su trama para desmenuzarla luego, el tiempo circula por el cuerpo y lo circunda en cada ser que lo rodea, cons-tituye y des-tituye;
sí, en cambio, en los terracota y polen (2001), con las “consideraciones posteriores” donde expreso: “los perros le dieron el nombre al libro al confesarme uno de ellos el motivo que los condujo a llamarnos terracota, algo así como divinidades mal cocidas” y polen por la fecundidad que atesoran;
tampoco en pantomima y desierto (2003), el más escéptico de los títulos de este grupo de poemarios, alude a lo que resta luego de las representaciones sin contenido que solemos efectuar junto a las trascendentales, obteniendo, en estas últimas, como resultado, si no un vergel al menos un paisaje desprovisto de abrojos;
y vuelven a justificar el libro en proximidades lejanas, (2007), un oxímoron su título que expresa, fidedignamente, la contradicción reinante en numerosas experiencias, algunas de ellas, bastante pocas, por cierto, nos conducen a la escritura poética. Este poemario presenta un entreacto donde niego la especificidad del lenguaje poético, la terminología de cualquier disciplina, incluso la de las ciencias duras, puede revertirse en los versos, dependerá de la habilidad con que la empleemos que se convierta, en el poema que recurra a ella, en poéticas;
también en veladura y pliegues, (2015), donde recurro a la experiencia, y siempre la experiencia, que nos revela cómo la realidad de cuánto se nos ofrece se halla, precisamente, oculta y se desoculta, al menos para mí, en ciertos momentos de iluminación poética que abre algunos de sus portales al entendimiento.
En cuanto a la razón de ser de la totalidad de mi poesía queda expresada en otro libro. “si la poesía hablara en mí yo callaría”, no importa en cual porque redunda en una frase que hago valer por la totalidad de las publicaciones realizadas hasta la fecha, y, sin duda, incluso en las que el destino, o el estro, me permitan seguir realizando.
Me identifico en cada uno de mis libros por igual, una continuidad sincopada por las fechas de impresión, no veo en ellos un antes o un después, ni una mejora estilística o cambios de temática desde que me animara a darme a conocer de esta manera, sí me cabe afirmar los motivos que me impulsaron (no digo inspiraron porque descreo de esa facultad) a la hechura de todas mis poesías:
la justicia y su antónimo, asociadas a la suerte o la maldad humana;
el doble paisaje vernáculo por el que hube de transitar desde la infancia, el serrano y el pampeano;
Buenos Aires sublimada por el tango, ese destello de nostalgia y bronca, soledad y angustia, esperanza y tedio, escepticismo y sabiduría que la privilegia como una urbe poética que danza con su propio ritmo, tan “propio” como el de las esferas celestiales del pitagorismo;
el amor, no universal porque me parece una abstracción mendaz, sino siempre personalizado en mis padres y hermanos, amigos y Sandra;
la figura de Cristo, contrapuesta al desconocimiento de Dios y a la negación de toda la parafernalia que lo exalte;
la misma poesía como sujeto de la especulación poética y la persistencia por el logro de la belleza a través de las versificaciones, las metáforas y el encabalgamiento del poema;
la naturaleza en su conjunto, como constituyente nuestro a la par que víctima de la expoliación humana;
los animales, sobre todo los domésticos, por la sinceridad de sus sentimientos hacia nosotros y la enseñanza que nos brindan, un aprendizaje que negamos amparándonos en cuanto lugar común, hasta pretendidamente científico, recaiga sobre ellos;
el desprecio, absoluto y reiterado, por toda falacia autoritaria, el asco por las manifestaciones del poder dictatorial, del signo que fuera;
la ruptura, una exigencia ontológica previa a cualquier adscripción escolar estética o gnoselógica, aunque su prestigio y aceptación del mundillo literario e intelectual así lo ordenen y expongan sus beneficios para quien las acate, las genuflexiones nunca formaron parte de mis ejercicios corporales;
el vino como posibilidad de transubstanciación a dimensiones que la cotidianía nos impide o vela;
la alegría como sentido, práctica y fin de la existencia;
el conocimiento que la experiencia y la cultura me deparen, unidos a la desconfianza hacia los sistemas que lleven la pancarta de una sola verdad (hay tantas que apabullan) y la blasonen e intente imponer desvergonzadamente;
la rebeldía como autoexigencia previa para el logro del más preciado de los bienes al cual podamos arribar por el imperio de nuestras propias fuerzas, la libertad;
la hermandad y la humildad con las criaturas más desprotegidas, los marginados del orden social, los pobres, los ancianos, los enfermos y, por lo tanto, así cerrar, (olvidando, tal vez, algunos otros) los motivos de un poetizar que encuentra uno de sus anclajes y pivotes motivadores en la imperiosa necesidad de la justicia.
Carlos Enrique Berbeglia
NOTA: El escritor Rolando Revagliatti le hizo una entrevista a Carlos Enrique Berbeglia donde incluyó las respuestas que Carlos Enrique Berbeglia nos diera (las que están en esta entrada) para cuando ingresaron sus libros a la Biblioteca del Taller. Para ver la publicación, para ver la entrevista mencionada, compartimos el enlace:
http://www.salta21.com/Carlos-Enrique-Berbeglia-sus.html
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario