La mirada
Encuentro del 5 de febrero de 2014.
(a mi querido amigo Daniel, todo mi agradecimiento por invitarme a participar de este encuentro)
La ronda de lectura: dijiste.
El círculo, dijo María.
Pensaba en el poder de convocatoria de las palabras, en cuánto nos ajustan y nos sujetan.
Esa mañana, hablamos, escuchamos, lloramos y nos reímos sostenidos por ellas, por eso María pensó en un círculo, un lazo cerrado que cobija.
No puedo no pensar en aquello que la escritura repara, al rememorar lo vivido esa mañana en el luminoso salón del Hospital, bajo el amparo de la biblioteca.
Creo que todos los que participamos, nos fuimos un poco más "armados" para la vida por un tiempo, el que cada uno pueda construir.
Más "remendados y zurcidos".
Quizás porque haya algo de verdad en la afirmación del poeta: la poesía es un arma cargada de futuro.
Escribimos sobre las "Mudanzas" y todo una serie de evocaciones surgieron a su sola mención: el regazo materno, el diálogo que se mantiene a lo largo de la vida con las personas amadas, las fotos de los amigos que nos olvidaron, la patria lejana: cardos y memoria de una Italia del sur, todo allí, concentrado en esa palabra.
Y después intentamos dar un paso más gracias a Daniel que nos acercó a la mesa, otra gran palabra, quizás la más "batallada": felicidad.
Y ahí fuimos otra vez, protegidos por el círculo, buscando nuestras respuestas.
La justa medida de la felicidad.
Nada de grandes expectativas ni citas con mayúsculas.
felicidad.
Hubo lugar también, para la palabra perdón: aquella que en algún momento cuando llega, a todos nos permite un nuevo comienzo, mezclar las cartas y animarse a volver a dar. Y a jugar. Algo de este gesto, nos rozó también ese día.
Y lo más importante: una apuesta por la permanencia del "círculo", el pedido de nuevas consignas para poder sostener la espera hasta el próximo encuentro.
Atisbos de un deseo incipiente.
El lazo, expandido.
Alejandra Pultrone
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