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El nuevo aporte de Alfredo Leuco: "Los versos más tristes" (acerca de las noticias recientes sobre Pablo Neruda)
10 Abr. 2013 | Por Alfredo Leuco
Los versos más tristes
La información pura y dura dice que el Servicio Médico Legal de Chile está realizando exámenes de ADN a los restos de Pablo Neruda que fueron exhumados a tal efecto. El objetivo es establecer si Neruda fue asesinado por la dictadura de Pinochet mediante una inyección letal que lo envenenó mientras estaba internado en la clínica Santa María de Santiago producto del maldito cáncer que padecía. Respeto mucho a la ciencia y a la justicia. Pero me opongo a semejante profanación. Primero en nombre de la política, porque no hace falta encontrar sustancias tóxicas para saber que Pinochet asesinó a Neruda.
Que el golpe de estado le dio el golpe definitivo al gran poeta porque le envenenó el alma de tristeza. Tuvo 12 días para ver con sus propios ojos el Chile del oprobio y la tortura, el Chile de los momios y la CIA. El Chile del precipicio. Sólo tuvo tiempo para besar en la frente a su Matilde amor deja tus labios entreabiertos y para dictarle el final de los finales a ese monumento de papel llamado “Confieso que he vivido”.
También me opongo en nombre del amor porque los restos de Pablo y de Matilde estaban durmiendo el sueño eterno en su tumba húmeda de Isla Negra. Enterrados en ese puerto de pescadores, mirando el horizonte, codo a codo, como un matrimonio de belleza y de lucha. Como una pareja dulce y aguerrida. Pablo y Matilde estaban juntos, sembrados en la tierra, amaneciendo en cada amanecer, demostrando que ni la muerte los pudo separar. Confirmando una vez más que mil fusiles no pueden contra un poema porque es un arma cargada de futuro y que ni los más crueles dictadores pudieron con el poeta.
Dan ganas de recitar: puedo escribir los versos más tristes esta noche. Versos tristes por Chile que con la muerte de Pablo entró en un agujero negro y versos tristes por él, que entró en un agujero de luz. Con su gorra de siempre, con su pipa humeante de metáforas y esa narizota grande como su leyenda.
Pablo era chileno hasta los huesos que hoy analizan en un laboratorio. Seductor de millones de mujeres en su nombre y en el de todos. ¿Quién no tiró alguna vez las redes con una mujer poniendo un poema de Neruda como carnada? ¿Quién no leyó esos versos románticos de a dos bajo la luna de los besos?
Pablo fue un gran frecuentador de las mujeres. Las merodeaba y después las tomaba por asalto, las acribillaba con palabras tiernas y las amaba profundamente a todas aunque sólo se casó con tres. Y por extensión, Neruda, amó un poco a cada mujer que nosotros amamos. Fue nuestro cómplice en el levante, compañero de aventuras para robar los primeros besos, el primer erotismo adolescente.
Neruda fue nuestro cartero, nuestro postino, con él le mandamos a decir a nuestras queridas cuánto las queríamos. Neruda también fue el anunciador de un tiempo nuevo. Primero predicó las caricias en todo el cuerpo y después la justicia en todo el universo. Nació Ricardo Eliécer Neftalí Reyes Basoalto en el pueblito del Parral. Orgulloso hijo de ferroviario, la guerra civil española le inoculó savia libertaria en las venas. Fue amigo de Federico García Lorca, fusilado por la dictadura de Franco y amigo de Víctor Jara, fusilado por la dictadura de Pinochet. Y casi un hermano del compañero presidente, Salvador Allende, al que 12 días después fue a acompañar al cielo rojo, quebrado por tanta muerte por las calles de Santiago ensangrentada.
Fue un militante de la sensualidad que trae el mar, vivió clandestino, comunista de puño cerrado y premio Nobel de cabeza abierta. Combatió siempre apuntando sólo con palabras. Y contra esas ideas los genocidas opusieron su metralla. Era patético ver el féretro gris donde sus restos viajaban su último viaje, custodiado con tanques y soldados armados hasta los dientes. Eran patéticos los fusiles cobardes que apuntaban al muerto como si el muerto pudiera resucitar y recuperar la democracia mutilada. Tal vez tenían razón los crueles carabineros. Neruda ya había producido varios milagros en 40 mil versos y 35 libros.
Lo velaron fugazmente en su casa de Santiago que había sido allanada y destruida por una patrulla militar. Levantaron los pisos y hasta rompieron las cañerías buscando el secreto del genio insurrecto. No encontraron nada porque Neruda llevaba siempre puesto sus secretos. Eran sus ojos para mirar profundo y sus dedos para narrar talento. Era su sensibilidad a prueba de balas.
Por eso me permito oponerme a que se manoseen sus restos en las probetas. No es necesario probar nada. Ya sabemos que fue asesinado por la dictadura de la noche. No molesten a Pablo, está pariendo vida con Matilde, sembrando amor bajo la tierra de Isla Negra. Que nadie los moleste. Alcanza con que algunos escriban los versos más tristes esta noche.
NOTA: PARA ESCUCHAR EL AUDIO DE LA COLUMNA DE ALFREDO LEUCO TAL COMO SALIÓ AL AIRE, EL ENLACE ES:
http://www.continental.com.ar/opinion/bloggers/blogs/por-alfredo-leuco/los-versos-mas-tristes/blog/1875676.aspx
FUENTE:
http://www.continental.com.ar/
Los versos más tristes
La información pura y dura dice que el Servicio Médico Legal de Chile está realizando exámenes de ADN a los restos de Pablo Neruda que fueron exhumados a tal efecto. El objetivo es establecer si Neruda fue asesinado por la dictadura de Pinochet mediante una inyección letal que lo envenenó mientras estaba internado en la clínica Santa María de Santiago producto del maldito cáncer que padecía. Respeto mucho a la ciencia y a la justicia. Pero me opongo a semejante profanación. Primero en nombre de la política, porque no hace falta encontrar sustancias tóxicas para saber que Pinochet asesinó a Neruda.
Que el golpe de estado le dio el golpe definitivo al gran poeta porque le envenenó el alma de tristeza. Tuvo 12 días para ver con sus propios ojos el Chile del oprobio y la tortura, el Chile de los momios y la CIA. El Chile del precipicio. Sólo tuvo tiempo para besar en la frente a su Matilde amor deja tus labios entreabiertos y para dictarle el final de los finales a ese monumento de papel llamado “Confieso que he vivido”.
También me opongo en nombre del amor porque los restos de Pablo y de Matilde estaban durmiendo el sueño eterno en su tumba húmeda de Isla Negra. Enterrados en ese puerto de pescadores, mirando el horizonte, codo a codo, como un matrimonio de belleza y de lucha. Como una pareja dulce y aguerrida. Pablo y Matilde estaban juntos, sembrados en la tierra, amaneciendo en cada amanecer, demostrando que ni la muerte los pudo separar. Confirmando una vez más que mil fusiles no pueden contra un poema porque es un arma cargada de futuro y que ni los más crueles dictadores pudieron con el poeta.
Dan ganas de recitar: puedo escribir los versos más tristes esta noche. Versos tristes por Chile que con la muerte de Pablo entró en un agujero negro y versos tristes por él, que entró en un agujero de luz. Con su gorra de siempre, con su pipa humeante de metáforas y esa narizota grande como su leyenda.
Pablo era chileno hasta los huesos que hoy analizan en un laboratorio. Seductor de millones de mujeres en su nombre y en el de todos. ¿Quién no tiró alguna vez las redes con una mujer poniendo un poema de Neruda como carnada? ¿Quién no leyó esos versos románticos de a dos bajo la luna de los besos?
Pablo fue un gran frecuentador de las mujeres. Las merodeaba y después las tomaba por asalto, las acribillaba con palabras tiernas y las amaba profundamente a todas aunque sólo se casó con tres. Y por extensión, Neruda, amó un poco a cada mujer que nosotros amamos. Fue nuestro cómplice en el levante, compañero de aventuras para robar los primeros besos, el primer erotismo adolescente.
Neruda fue nuestro cartero, nuestro postino, con él le mandamos a decir a nuestras queridas cuánto las queríamos. Neruda también fue el anunciador de un tiempo nuevo. Primero predicó las caricias en todo el cuerpo y después la justicia en todo el universo. Nació Ricardo Eliécer Neftalí Reyes Basoalto en el pueblito del Parral. Orgulloso hijo de ferroviario, la guerra civil española le inoculó savia libertaria en las venas. Fue amigo de Federico García Lorca, fusilado por la dictadura de Franco y amigo de Víctor Jara, fusilado por la dictadura de Pinochet. Y casi un hermano del compañero presidente, Salvador Allende, al que 12 días después fue a acompañar al cielo rojo, quebrado por tanta muerte por las calles de Santiago ensangrentada.
Fue un militante de la sensualidad que trae el mar, vivió clandestino, comunista de puño cerrado y premio Nobel de cabeza abierta. Combatió siempre apuntando sólo con palabras. Y contra esas ideas los genocidas opusieron su metralla. Era patético ver el féretro gris donde sus restos viajaban su último viaje, custodiado con tanques y soldados armados hasta los dientes. Eran patéticos los fusiles cobardes que apuntaban al muerto como si el muerto pudiera resucitar y recuperar la democracia mutilada. Tal vez tenían razón los crueles carabineros. Neruda ya había producido varios milagros en 40 mil versos y 35 libros.
Lo velaron fugazmente en su casa de Santiago que había sido allanada y destruida por una patrulla militar. Levantaron los pisos y hasta rompieron las cañerías buscando el secreto del genio insurrecto. No encontraron nada porque Neruda llevaba siempre puesto sus secretos. Eran sus ojos para mirar profundo y sus dedos para narrar talento. Era su sensibilidad a prueba de balas.
Por eso me permito oponerme a que se manoseen sus restos en las probetas. No es necesario probar nada. Ya sabemos que fue asesinado por la dictadura de la noche. No molesten a Pablo, está pariendo vida con Matilde, sembrando amor bajo la tierra de Isla Negra. Que nadie los moleste. Alcanza con que algunos escriban los versos más tristes esta noche.
NOTA: PARA ESCUCHAR EL AUDIO DE LA COLUMNA DE ALFREDO LEUCO TAL COMO SALIÓ AL AIRE, EL ENLACE ES:
http://www.continental.com.ar/opinion/bloggers/blogs/por-alfredo-leuco/los-versos-mas-tristes/blog/1875676.aspx
FUENTE:
http://www.continental.com.ar/
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