Fue para mí impactante el momento de llegar al pabellón y tomar un primer contacto con algunas internas. Una mezcla de impotencia y ternura fue la constante al comenzar la interacción.
Conocí a las deambuladoras que se comunicaban con balbuceos lo que las pastillas le permitían, Virginia la que duda de Adán y Eva y ama a Comanche, Daniel poeta y fotógrafo candente, la ternura de Anyelí y sus canciones a capella, las canciones de Paula Paz, la "futura abogada" dudando sobre la división de poderes, Eduardo Mileo, poeta y doctor en nada, Liliana Corredera y su poesía urbana. Mariana, la profe de literatura y nuestras charlas sobre filosofía, Marina y Lara, dos estudiantes del Profesorado de Lengua y Literatura, y yo Diego siendo con mis dudas sobre la seriedad, y la locura.
Leímos, cantamos y escribimos
Comparto el prólogo de mi libro Textuales vómitos (2015) que leí como disparador
Los renglones son una invitación a la revolución.
Perfectos, paralelos, una impúdica armonía de blancos y grises.
Si están vacíos, me obligan a arrojarme en sus brazos inseguros; los cubro a borbotones de tinta roja y azul.
Los inundo con vómitos textuales, palabras juguetonas, involuntarios contoneos de mi psique diestra, desarreglos de la emoción, imágenes que viven y resucitan a cada instante en mi hemisferio irracional.
En esta selección de improperios con sed regalo mi alma.
Comparto con quienes estén abiertos a ser atravesados por estas palabras mi mundo de luces y sombras,
mi abanico de ilusión, reflejos de una vida percibida con los cinco sentidos.
En estos guiones sin reglas, canciones sin música, poemas con sed, soy yo.
Un auténtico yo.
De mi próximo libro a poco de ir a imprenta leí
Sopa de poesía
¿Quién dijo que una sopa no es poesía?
Yo digo que papa, zanahoria, calabaza más cebolla, perejil, verdeo, jengibre y comino.
y me importa la esencia de la sopa.
Porque una sopa es la concentración de distintos amores.
De letras analfabetas y municiones de paz.
Cocino mi sopa de verdades y le miento a la mentira una obviedad.
Porque no es obvio que una sopa sea poesía:
Sopa abrigo de pobre. Sopa estufa. Sopa de lo que quieras.
Incluso sopa de poesía.
Hasta los más osados le ponen leche, la llenan de vaca nutriente
la enlodan y la sopa crea poemas de barro
de profundo descenso a los barrios de allá abajo
de aquí bien adentro
Ese lugarcito, pequeño rincón del más triste secreto escondido de un cubito Knorr o marca Día si no te da el bolsillo.
¿De qué te sirven las fotos de perfil si no tienen condimentos que le den sazón a esa forma?
Sopas selfies
Quiero que pruebes mi sopa de perfil de este mediodía de junio y le des manitos para arriba. Pero que nadie se quede sin su sopa que nadie se quede sin su esencia.
Comparto acá lo que salió de un ejercicio de escritura a partir de palabras que recordaron todos de los poemas que leímos.
Un día de sombra ausente emprendí un viaje a la luna
sin traicionar a mi esencia robé malvones del jardín del destierro.
Subí a mi nave colmada de renglones y llegué al zoológico.
Cantando bajé y revolucioné a las fieras.
Al ritmo de Comanche alenté a una parranda
bailamos y reímos con la lengua y los dedos al cielo.
Al llegar a casa la abuela me esperaba con ravioles
no quedó sopa.
Diego Bennett
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